Una multitud de religiosos lanzaba piedras contra El Hada Degenerada...
Esta se cubría la cara y el pecho recibiendo los impactos en
las alitas,
en las manos, codos, caderas y piernas.
Un dragón que pasaba volando la reconoció y decidió bajar a
socorrerla.
La enorme bestia tuvo que escupir un par de bolas de fuego
para calmar la situación...
…Los religiosos se marcharon.
“Gracias”
Dijo El
Hada con voz firme y la frente en alto cubierta de lodo y sangre.
El dragón que en el pasado se había acostado con ella, no
dijo nada,
y batiendo sus escamosas alas se alejó perdiéndose entre las
oscuras nubes.
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