El Hada Degenerada pedía limosnas en la vieja ciudad amurallada.
Llevaba las alitas vendadas y en el pecho un letrero que decía:
“La pobre hadita ya no puede bolar,
allúdela a regresar a casa.
Gracias XD”
De vez en cuando, los transeúntes le arrojaban monedas.
De cuando en vez, los transeúntes le arrojaban nada.
Entonces, la muy hada maldita fingía que se acomodaba el letrero,
y lo que hacía era enseñar sus puntiagudas tetas.
Una tarde, un destructor que pasaba rompiendo los adoquines
no pudo evitar acercarse.
“Ayude a la pobre hadita…”
dijo ella con voz quejumbrosa dejando ver ‘el honguito rojo’
tatuado en su cuello.
tatuado en su cuello.
“¿Cómo te llamas?”
Gruño el destructor vasodilatado.
El hada se puso coqueta y batiendo sus alitas y sus largas pestañas respondió.
“Cotopaxi...
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