Con sus alas de dragón y cubierta de escamas negras, Atómika
volaba por encima
de los techos de las catedrales coloniales. Con las garras de
sus patas,
sostenía a Note Conviertas, éste lanzaba mangos contra las campanas
y las ventanas.
Molesto por la travesura de la pareja, un cura pelotero
lanzó un ladrillo que alcanzó
la cabeza de Atómika haciéndola perder altura.
Finalmente, la pareja se estrelló en el patio del viejo hospital de
zombies.
La escuálida mujer y Hombre D’ Cobre despertaron rodeados.
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