Una flota de barcos tripulados por ‘wildlings’ luchaba
contra el embravecido mar a la merced del viento. En un oscuro
camarote rojo, la musa de los espejos se observaba joven y fértil mientras arropaba al dragón con sus cabellos. Paró de llover. Rápidamente la
orquesta de payasos desplegó sus instrumentos en la cubierta. Comenzó el
festín, salió La Luna majestuosa.
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