Sunday, February 16, 2014

Microrrelato

Después de tomar doble dosis de pastillas de Chiquitolina, la diversión del efecto se prolongaría 8 horas más… Cabeza de Guirnalda y sus amigos comenzaron a escalar máquinas tragamonedas y a explorar paneles de computadora. Al poco tiempo, no tardaron en aparecer sus archirrivales, los más radicales, los que desde el andén de la abandonada estación de trenes practicaban el peligroso deporte del salto base.


Nota:
Este microrrelato lo iba a envíar para un concurso, pero se me chispoteó la fecha límite.


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